Acción social24/05/2021

El programa de Empleo ante el COVID19

La situación provocada por la COVID-19, además de ser una crisis sanitaria y haber conllevado la pérdida de muchas vidas y de mucho dolor en miles de familias, ha traído consigo una nueva crisis económica. Una crisis que tiene un mayor impacto en aquellas personas que ya estaban en una situación de vulnerabilidad.

La paralización de una parte importante de la economía en 2020 ha provocado una rápida subida del desempleo. La extrema ralentización de la economía ha supuesto una notable pérdida de empleos, formales o informales, en el seno de los hogares atendidos por Cáritas. Se trata de hogares con serias dificultades económicas y de acceso al mercado laboral. A esto, se suma la acentuación de la precariedad laboral ya existente previamente al coronavirus.

La pandemia ha provocado cambios en la realidad social, entre ellos el agravamiento de la situación de las personas en exclusión social con las que trabajamos o la aparición de nuevas personas desempleadas a consecuencia de la crisis (ERTES; despidos…).

Este escenario cambiante, ha requerido desde el Programa de Empleo modificaciones en la metodología y en las acciones para poder adaptarnos a la realidad.

Por ello, en los momentos de confinamiento continuamos con la atención a los participantes de manera telefónica y telemática como forma segura de seguir acompañando a nuestros participantes y empresarios ante la incapacidad de hacerlo presencialmente.

Una vez retomada la presencialidad en la atención, se reorganizó el recurso y se adoptaron las medidas oportunas para poder garantizar la seguridad del equipo humano y de los participantes, así como para mantener en todo momento las medidas sanitarias establecidas. Se establecieron grupos burbuja para la atención directa, se introdujo la cita previa, se reprogramaron las acciones formativas, se desarrollaron formaciones online, se facilitaron medios digitales para la realización de acciones laborales a los participantes que no disponían de medios, se priorizaron las acciones individuales frente a las acciones grupales…

La COVID 19 ha requerido de un trabajo mucho más integral del que habitualmente se venía realizando. Las personas atendidas a lo largo del año, han presentado necesidades más allá del empleo que han requerido de respuestas paralelas al trabajo en el ámbito laboral con la persona. La atención integral teniendo en cuenta los diferentes ámbitos de la persona y sus necesidades, como la coordinación con otros recursos internos (caritas parroquiales para cobertura de necesidades básicas) o recursos externos, han sido indispensables en el último año. Esta situación, al mismo tiempo, ha evidenciado la brecha digital como consecuencia de la exclusión social. Muchos participantes atendidos en el Programa, nos han pedido ayuda para realizar gestiones administrativas (tramitación prestaciones, petición de citas…) al no tener los medios ni las competencias digitales necesarias para su gestión.

Las circunstancias cambiantes del mercado laboral, también han afectado directamente a nuestro servicio de intermediación laboral. Se han reducido las ofertas en sectores donde había un importante número de empresas vinculada, obligando a nuestros técnicos a centrar la prospección en nuevos sectores considerados nichos de mercado en la actualidad. A pesar de la situación vivida, 115 personas de nuestro Programa de Empleo han conseguido un empleo.

El sector del servicio doméstico, que responde al perfil de muchos de nuestros participantes, se ha visto especialmente castigado. Han disminuido considerablemente las ofertas de servicio doméstico en comparación a años anteriores. La pandemia se ha cebado especialmente, con estas trabajadoras. Con el confinamiento y el teletrabajo, tareas como las de limpieza del hogar, llevar los niños al colegio o el cuidado de ancianos los han pasado a hacer, en no pocos casos, directamente las familias que antes las empleaban, ya sea porque apenas se sale de casa o por miedo al contagio, lo que ha dejado a muchas de ellas sin empleo (incluso algunas de ellas sin derecho a prestación por no estar dadas de alta). Al mismo tiempo, las condiciones laborales de las empleadas de hogar, las limitaciones para la conciliación familiar, los costes de los empleadores…no favorecen a ello.

Este año, más que nunca, desde el Programa de Empleo, hemos tratado de estar al lado y acompañar a las personas más allá del empleo, y tratar de que nos sintieran cerca en las circunstancias tan adversas que estamos viviendo. Paralelamente, también hemos tratado de que los empresarios sintiesen nuestro apoyo. No podíamos hacer menos puesto que, en numerosas ocasiones, su compromiso con nuestro programa, posibilita que este esfuerzo y trabajo compartido dé sus frutos.