Análisis y reflexión17/11/2023

Una caridad que alumbra y alegra

La Iglesia celebra la VII Jornada Mundial de los Pobres y pide compromiso con las personas que viven en exclusión.

En la VII Jornada Mundial de los Pobres, el obispo responsable de Cáritas y el delegado episcopal, monseñor Jesús Fernández y Vicente Martín Muñoz, nos piden no apartar el rostro del pobre y comprometernos con aquellos que viven en exclusión.

Servir a los más pobres

“Esta jornada –recuerda monseñor Jesús Fernández en el vídeo que acompaña este texto– es una oportunidad para orar y pedir al Señor el hermoso don de servir a los más pobres y excluidos”.

“Es una invitación a toda la Iglesia a practicar con gestos concretos la misericordia y la caridad, contenido central del Evangelio. Efectivamente, enfermos, ancianos, migrantes, pobres y excluidos esperan que les mostremos el rostro misericordioso de Dios”, añade Vicente Martín.

“Pero no basta con acoger a los pobres y ofrecerles limosnas apresuradas –continúa Vicente–. Las nuevas formas de pobreza, consecuencia de las guerras, la especulación financiera, el desorden ético del trabajo, los accidentes laborales, etc., nos comprometen a luchar por cambiar aquellas situaciones injustas, lo que nos lleva también a reclamar un compromiso político y legislativo serio y eficaz para acabar con la pobreza”.

El Reino se hace presente en el servicio generoso

Nuestro delegado episcopal da gracias a Dios “por tantas personas que viven entregadas a los más vulnerables de nuestra sociedad. No son “súper-hombres”, sino ‘vecinos de casa’, que en silencio se hacen pobres y con los pobres, no solo dando cosas, sino escuchando e intentando comprender la situación que viven las personas empobrecidas y trabajando por su promoción, implicándolas y acompañándolas en un proceso de cambio y de responsabilidad”. No cabe duda que “el Reino de Dios se hace presente y visible en este servicio generoso y gratuito”, añade.

Para alumbrar y alegrar

El reto que tenemos por delante, entonces, es “no apartar el rostro del pobre y mantener nuestra mirada siempre fija en la faz humana y divina de nuestro Señor Jesucristo”, para que nuestra caridad, como decía Santa Teresa del Niño Jesús, alumbre y alegre la vida de aquellos que viven a oscuras y sin esperanza.