Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz señala el avance de la exclusión en personas en situación administrativa irregular y de mayores
Se refleja cada vez más la dificultad de muchas familias para hacer frente al coste del alquiler.
- En 2024, 1.132 personas dejaron de acudir a Cáritas porque mejoraron su situación.
Durante el pasado año 2024, Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz acompañó a 4.348 personas, lo que permitió que 9.564 personas se beneficiaran de la acción social de la Iglesia en la archidiócesis, a través de los programas y proyectos diocesanos y de las 126 Cáritas Parroquiales presentes en el territorio. Del total de personas atendidas, 1.711 acudieron por primera vez a una Cáritas, suponiendo un incremento del 18,8% con respecto al año anterior.
Estos datos se han dado a conocer en la rueda de prensa celebrada con motivo del Día del Corpus Christi, en la que han intervenido monseñor José Rodríguez Carballo, arzobispo de Mérida-Badajoz, y José Manuel Rodríguez Muñoz, director de Cáritas Diocesana, para presentar la acción de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz durante el año 2024.
Aunque las cifras generales de atención se mantienen similares a las del pasado año, los desafíos sociales se agravan. Desde Cáritas se advierte de un empeoramiento de los factores de exclusión, especialmente en dos perfiles: en las personas mayores, cuyo número atendido creció un 11,3%, y en las personas en situación administrativa irregular, ya que 1 de cada 3 personas atendidas estaban en esta situación durante 2024. Estas últimas, encuentran serias dificultades para acceder a derechos fundamentales como la vivienda, el empleo o la sanidad. «Ante esta realidad, como Iglesia no podemos mirar hacia otro lado. Estamos llamados a ser comunidades que sigan siendo espacios de acogida, cercanía y compromiso activo», expresó monseñor Rodríguez Carballo.
Por otra parte, se destacó el fuerte impacto que está teniendo la problemática de la vivienda en las personas que se acercan a Cáritas. Aunque el número de ayudas para la alimentación siguen manteniendo su predominio, se observa una gran subida en la cuantía económica destinada al alquiler, alcanzando el 45%, casi 20 puntos más que en 2023. Esta tendencia refleja la dificultad de muchas familias para hacer frente al coste del alquiler. «La vivienda se ha convertido en un problema para muchos hogares», explicaba José Manuel Rodríguez, director de Cáritas. Y continuó añadiendo: «nos encontramos ante un derecho cada vez más difícil de ver garantizado, especialmente a medida que nos alejamos del espacio social de la integración».
Los datos recogidos en la memoria de este año, continúan hablando de una feminización de la pobreza, ya que el 65% de las personas atendidas son mujeres, en su mayoría de nacionalidad española (59%) y con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años. Los cuidados familiares siguen recayendo mayoritariamente en ellas, lo que explica que acudan con más frecuencia a los servicios de acogida de Cáritas. También hay que considerar que las familias monoparentales en Extremadura no paran de crecer, según la Encuesta Continua de Hogares (ECH), actualmente son 44.000 familias y de ellas, el 80,45% están encabezadas por mujeres.
Apostando por el desarrollo integral de las personas
En este contexto marcado por la vulnerabilidad, desde Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz se subraya también un dato esperanzador, y es que durante el pasado año 1.132 personas dejaron de acudir a la entidad, reflejando la mejoría en sus circunstancias personales o familiares. Un hecho que refleja que la esperanza se hace visible en cada vida que recupera su rumbo y vuelve a caminar por sí misma.
Durante 2024, desde las Cáritas Parroquiales se pusieron en marcha 41 proyectos de promoción social dirigidos a mujeres, infancia y personas mayores, con el objetivo de empoderar a quienes se encuentran en situación de exclusión.
Mediante los programas para personas sin hogar, se atendieron a 228 personas desde los centros de emergencia de Mérida —activo durante los meses más fríos del año— y de Badajoz —con atención durante todo el año—, de las cuales 63 lograron salir de la calle y acceder a otros recursos. En los centros de atención integral, se acompañaron a 208 a través de itinerarios personalizados, que cubren tanto las necesidades básicas como acciones de recuperación personal para romper con su aislamiento social. Además, 49 personas participaron en el programa de vivienda, que ofrece un espacio digno y estable desde el que comenzar una nueva etapa.
Por su parte, desde el programa de empleo se acompañaron a 544 personas (el 60% mujeres) en su búsqueda de oportunidades laborales, donde el 16% logró incorporarse al mercado de trabajo.
Mientras haya personas, hay esperanza
Este es el lema de la campaña de este año, con la que desde Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz se suma al Jubileo convocado por el Papa Francisco como un tiempo de renovación y compromiso con las personas más vulnerables. Desde Cáritas, se invita a toda la sociedad a extender su mano y ser embajadoras y portadoras de esperanza, porque cada gesto de solidaridad, cada proyecto que se acompaña y cada persona que colabora, siembra una esperanza que transforma y dignifica.
Esta esperanza se hace realidad gracias al compromiso silencioso pero constante de quienes sostienen la labor de Cáritas: las 1.414 personas voluntarias que han dedicado su tiempo y compromiso en las distintas Cáritas Parroquiales y en los programas y proyectos, las 4.855 personas socias y donantes que han apoyado la acción social en sus comunidades con sus aportaciones, así como las 546 personas socias y 2.268 donantes que han respaldado directamente el trabajo de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz. Todas ellas, son un claro ejemplo de que, mientras haya personas, hay esperanza.